Tapas & Blogs

En Tapas & Blogs nos hemos tomado unas raciones. Nos hemos ido de vinos. Y nos hemos sentado a cenar. Faltaba ponerse manos a la obra… y lo hicimos. Nuestro cuarto encuentro consistió en un divertido y completo taller de sushi que impartieron nuestras amigas de Gastromaniac. Su habilidad didáctica se ha hecho notar. Rosa Ardá, de Velocidad Cuchara, ya ha puesto en práctica lo que nos enseñó Rocío Persson, nuestra paciente profe. Y, a juzgar por las fotos, ha sacado una muy buena nota :).

La clase comenzó con una pequeña introducción acerca del origen del sushi (lo podéis leer en este previo) y con pequeños consejos de protocolo. Fue, sobre todo, muy práctico: ¿sabías que no pasa nada si comes sushi con las manos pero que es toda una ofensa para los japos si lo pinchas con el palilllo? ¿Y que los nipones alucinan cada vez que nos ven bañar un maki en salsa de soja? Sólo se debe dejar pasar por la frugal cantidad de salsa que habremos servido en nuestro platito. Después, Rocío siguió desmontando mitos acerca de la preparación de un buen arroz para sushi: tiene que ser especial -nada del SOS de toda la vida con la mitad de agua- y se debe preparar bajo unas condiciones muy estrictas.

La parte teórica, acompañada de un delicioso té verde, pasó rápido. Entre varios trucos muy útiles, como el de envolver el makisu (la miniesterilla en la que se enrollan en el arroz y el resto de ingredientes) con un film de plástico para que todo esté más limpio, pudimos comprobar que un buen arroz es clave para que el plato quede bien. Eso sí, tener un cuenco de agua con vinagre de arroz es imprescindible. Necesitábamos limpiar nuestras manos de granos de arroz cada dos por tres.

El caso es que la parte práctica, de lo amena que fue, también se nos hizo increíblemente corta. Con nuestras manos, y bajo la paciente asistencia de Rocío, preparamos distintos tipos de sushi con ingredientes tan variados como queso philadelphia, jamón serrano y lechuga. Y también pudimos ver cómo se prepara un temaki (esa especie de cucurucho).

… y llegó la hora del premio: degustar todo lo que habíamos preparado, que casi no cabía en la mesa. Acompañado, cómo no, de unas cervezas japonesas y chinas que había traído Alfonso. No sobró tanto como pensábamos al principio. Al fin y al cabo, para algo nos pasamos un buen rato con las manos en el sushi.

Escrito por Lúa Monasterio